Friday, 30 September 2011


Chau, Chau Facundo
Las Franciscas lloran pero no es por ti

La trágica muerte de Facundo Cabral, el viejo canta-autor argentino nos tomo por sorpresa. Fue en Guatemala donde la muerta lo encontró distraído. Cabral era de esa generación de folklóricos que cantaban a la tierra, a los oprimidos, ‘artista comprometido’, anti- imperialista, tirando más para la izquierda, pero jamás para la derecha. La gente le dijo adiós cantando ‘chau, chau Facundo’…debe ser bonito que de digan adiós así.
"no soy de aquí ni soy de allá" cantaba Cabral, el artesano de poesía y música que caló hondo en el alma de su Latinoamérica sufrida y golpeada por injusticias y corrupción.
Ironía de la vida como murió el trovador.
Facunda Cabral murió acribillado por sicarios buscando venganza. Las balas que lo acribillaron no eran para el pero para Henry Fariñas Fonseca, su promotor, el hombre que organizo sus conciertos en Guatemala y se lo llevaba a Nicaragua. Fariñas Fonseca es un conocido empresario del espectáculo y dueño de una cadena de clubs nocturnos llamados Elite Night Club, donde según la promesa “our divas will make you feel like you are in paradise” a un precio, claro está, porque en este business todo tiene un precio, las bellas carnes son commodities en el mercado del sexo.
No soy ‘moralista’ ni ‘puritano’ pero me cuesta entender que un cantante que dedico su vida a contar las historias de los oprimidos, andaba de copas y en negocios con un hombre de esa calaña. Se requiere cierta ambigüedad moral para asociarse con alguien que usa la necesidad para explotar mujeres en el negocio del sexo con precio. Esto me entristece, que algunos en la izquierda hayan perdido sus compas moral. Quizá Cabral se olvido del las muchas Franciscas que su paisano León Gieco inmortalizo en una canción


“En una casa del barrio San Pedro
Francisca muestra todo su cuerpo
pone el dinero entre sus senos
toma un vino negro y algunas ginebras
Viste de verde, viste de rosa
y se desviste muy silenciosa”

Si en vez de pensar en los dólares, Facundo hubiera dicho no, asunto de principio, solidaridad con las muchas ‘Franciscas’ que trabajan en la industria del sexo, usando sus cuerpos para ganarse unos pesos, soñando que algún empresario o turista la hará su princesa. Cabral por unos dólares perdiste la vida. Me da pena que Rigoberta Manchú cuando lamento la muerte de su amigo no recordó a las Franciscas que ese promotor explota pero busco echarle la culpa a la derecha por conspirar la muerte del canta-autor. Si tan solo Facundo hubiera mantenido sus principios, hoy no estaríamos llorando esta tragedia.

Chau, chau Facundo, no eres de aquí ni eres de allá.

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